Mi pintura se engloba en el expresionismo abstracto. No existen trazos obligados, marcados ni preconcebidos.
Uno sigue a otro. Lo que pudiera ser «natural» se convierte en movimientos que impulsan al pincel hacia otros caminos, reclamando texturas imprevistas.
Es un proceso que se nutre de la percepción interna y sensitiva plasmándose de manera gráfica y cromática y proporcionando un sentido de libertad creativa.
Es independiente de la realidad aunque bebe de ella. Deja de verla para pasar a sentirla y permite crear, olvidando lo que existe y dejando que surja del interior la emoción interna.
